Este trabajo acerca del mercado campesino “Tejiendo territorios” y su manera de articularse en clave de seguridad y soberanía alimentaria como partícipe del Comité de Integración SALSA, se lleva a cabo en la ciudad de Bogotá y hace parte de la línea de investigación Transiciones al desarrollo – Alternativas del desarrollo en la maestría Paz, Desarrollo y Ciudadanía de la Corporación Universitaria Minuto de Dios, reconociendo este espacio y sus dinámicas como una manera inclusiva de los productores locales, resaltando la importancia del trabajo comunitario junto a la participación activa y permanente.

Destacamos su papel estratégico en la ciudad ante la pandemia por el COVID-19 sosteniendo de manera viable (local-regional) la solvencia de una necesidad tan apremiante como la alimentación, bajo tantas condiciones en las que se han tenido que desenvolver las sociedades actualmente.

Seguridad alimentaria

En el abordaje de los mercados campesinos cabe iniciar con la aclaración conceptual de los términos seguridad y soberanía alimentaria, pues le dan un sustento de tinte político que rescata la importancia de visibilizar el impacto que tiene la activación de estas dinámicas, pues, aunque es una iniciativa vivenciada desde lo comunal y solidario ha tenido más alcance de lo que se creía.

Partiendo del concepto de Seguridad alimentaria el cual se relaciona con la capacidad de los estados de garantizar el alimento a la población, es decir, que hace referencia a la disponibilidad y al acceso a estos. Surge a mediados de la década de 1970 como plantea la FAO (1974) en la Conferencia Mundial de Alimentación de 1974 celebrada en Roma “en vista de la grave crisis alimentaria con que se enfrentaban importantes zonas y grandes grupos humanos en todo el mundo” (p. 52) convocando con urgencia dicha conferencia para ayudar a superar la escasez cada vez mayor de alimentos y a mantener los precios.

Dentro de su programa surgen acciones nacionales e internacionales entre las cuales resalta los primeros albores de la seguridad alimentaria:

fortalecimiento de la seguridad alimentaria mundial mediante medidas que incluyan, entre otras cosas, un mejor sistema de alerta e información en materia de alimentos, políticas nacionales e internacionales más eficaces para la constitución de reservas y mejores disposiciones para el socorro de emergencia y la ayuda alimentaria (FAO, 1974, p. 52)

Para su alcance respaldo la iniciativa política de establecer un Comité de Seguridad Alimentaria Mundial como comité permanente del Consejo de la FAO declarando que “los gobiernos tienen la responsabilidad fundamental de colaborar entre sí para conseguir una mayor producción alimentaria y una distribución más equitativa y eficaz de alimentos entre los países y dentro de ellos” (FAO, 1974, p. 55). El propósito de la Conferencia Mundial de Alimentación de 1974 estaba proyectado a diez años, sin embargo, el tema del hambre a nivel mundial ha prevalecido hasta la actualidad (46 años después) aunque en el transcurso del tiempo se han hecho otros llamados relacionados con el tema del sostén y el acceso a la alimentación.

En 1996, como respuesta a la persistencia de una desnutrición generalizada y creciente preocupación por la capacidad de la agricultura para cubrir las necesidades futuras de alimentos, se celebra la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, evento donde se precisa el concepto de seguridad alimentaria: “Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen, en todo momento, acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos, a fin de llevar una vida activa y sana”. Esta definición da mayor fuerza a la índole multidimensional de la seguridad alimentaria, e incluye “la disponibilidad de alimentos, el acceso a los alimentos, la utilización biológica de los alimentos y la estabilidad [de los otros tres elementos a lo largo del tiempo]” (FAO, 2006 en Gordillo, 2013, p.3).

Diez años después la FAO presenta el informe “El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo” La erradicación del hambre en el mundo: evaluación de la situación diez años después de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, documento el cual indica que no llega a su meta de reducción a la mitad y para la fecha exponían que había permanecido casi invariable desde 1990 (FAO, 2006, p. 28), no obstante destacó el planteamiento de la necesidad de paz y estabilidad como lección extraída de las experiencias sistematizadas por la FAO en sus esfuerzos por alcanzar el objetivo de reducción del hambre.

Posteriormente, este concepto internacional se ha ido interiorizando en las políticas nacionales de modo que, en el caso colombiano, en cumplimiento a lo establecido en el CONPES 113 de 2008, por el cual se adopta la Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional se define así:

Seguridad alimentaria y nutricional es la disponibilidad suficiente y estable de alimentos, el acceso y el consumo oportuno y permanente de los mismos en cantidad, calidad e inocuidad por parte de todas las personas, bajo condiciones que permitan su adecuada utilización biológica, para llevar una vida saludable y activa (Depto. Nal. de Planeación, 2008, p.3).

En continuidad, en el 2009 se dicta el Decreto 2055 en el que se crea la Comisión Intersectorial de Seguridad Alimentaria y Nutricional – CISAN; en el 2013 se establece el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional 2012-2019 como estrategia que busca proteger a la población de las contingencias que conllevan a situaciones indeseables y socialmente inadmisibles como el hambre y la alimentación inadecuada; asegurar a la población el acceso a los alimentos en forma oportuna, adecuada y de calidad; y lograr la integración, articulación y coordinación de las diferentes intervenciones intersectoriales e interinstitucionales.

Este plan se basa en la concepción de seguridad alimentaria propuesta en el Conpes 113 además de resaltar su impacto “sobre la dimensión de los medios económicos, en la calidad de vida y en el bienestar de la población” (Gobierno Nacional, 2013, p.15).

Soberanía alimentaria

Teniendo en cuenta que este trabajo busca poner en evidencia el efecto dinamizador que puede generar el ser partícipe de un mercado campesino, es tan necesario como hablar de seguridad alimentaria hacerlo de soberanía alimentaria, pues estos conceptos nos permiten reconocer la importancia de la alimentación como derecho humano y estrategia fundamental de un estado, no solo a un nivel cuantitativo que equipare en números la cantidad de alimentos necesarios para la población sino a un nivel cualitativo que haga referencia al uso del suelo, a la dignificación de las labores del campo y a la apropiación del territorio como principal fuente de alimento sano. La idea es comprender la soberanía alimentaria como una postura alternativa y no defensiva brindando claridad pues desde la distancia puede ser vista como proteccionista.

Partiendo de la comprensión de la soberanía alimentaria como un derecho estrechamente relacionado con el territorio, es un concepto que empieza a sonar en el Foro Mundial sobre Soberanía Alimentaria llevado a cabo en Cuba en el 2001, el cual se enfocó en el aumento del hambre y la malnutrición en el mundo instalado en:

un país del Tercer Mundo que a pesar de sufrir por más de cuatro décadas el ilegal e inhumano bloqueo impuesto por los Estados Unidos y el uso de los alimentos como arma de presión económica y política, ha sido capaz de garantizar el derecho humano a la alimentación de toda su población a través de una política de Estado coherente, activa, participativa y de largo plazo sobre la base de una profunda reforma agraria, la valorización y apoyo de los pequeños y medianos productores y la participación y movilización de toda la sociedad. (Anónimo, 2001, p. 1).

En este foro se planteó que la soberanía alimentaria a diferencia de la seguridad alimentaria le da sentido a la inclusión y a las estrategias de escala local, manteniendo una postura crítica y de resistencia frente a una seguridad alimentaria que no se pregunta de dónde vienen los alimentos ni las condiciones en que se obtuvieron. Más bien considera que las políticas promovidas por el Banco Mundial, el FMI y la OMC, en vez de asegurar el alimento profundizó la brecha entre países ricos y pobres.

El hambre, la desnutrición y la exclusión de millones de personas al acceso a bienes y recursos productivos tales como la tierra, el bosque, el mar, el agua, las semillas, la tecnología y el conocimiento, no son efecto de la fatalidad, de un accidente, de un problema de la geografía o de los fenómenos climatológicos. Ante todo, son una consecuencia de determinadas políticas económicas, agrícolas y comerciales a escala mundial, regional y nacional que han sido impuestas por los poderes de los países desarrollados y sus corporaciones en su afán de mantener y acrecentar su hegemonía política, económica, cultural y militar en el actual proceso de reestructuración económica global (Anónimo, 2001, p.2).

En apoyo al cumplimiento del Art. 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), en  el que se dicta que toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado, y estableciendo una relación con el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966) que en su Art. 11 reconoce como derecho fundamental de toda persona a estar protegida contra el hambre, el termino de Soberanía Alimentaria robustece las estrategias del campesino y del ciudadano que se da a la tarea de dedicar sus esfuerzos en el cultivo de alimentos, apoyando la visibilización del agricultor a pequeña escala  y la importancia de respetar su manera de cultivar según su cultura y el reconocimiento de sus procesos autónomos.

En Colombia se adopta la Soberanía Alimentaria desde lo estipulado por el Parlamento Latinoamericano y Caribeño (Parlatino)  que se basa en la integración latinoamericana y la autodeterminación de los pueblos entre otros propósitos, comprendiéndola como “el derecho de un país a definir sus propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos, que garanticen el derecho a la alimentación sana y nutritiva para toda la población, respetando sus propias culturas y la diversidad de los sistemas productivos, de comercialización y de gestión de los espacios rurales” (Parlamento Latinoamericano 2012. Ley marco “Derecho a la alimentación, seguridad y soberanía alimentaria).

Mercado justo

El comercio justo es un sistema social solidario y de prácticas alternativas que se define como un sistema comercial “basado en el diálogo, la transparencia y el respeto, que busca una mayor equidad en el comercio internacional prestando especial atención a criterios sociales y medioambientales. Contribuye al desarrollo sostenible ofreciendo mejores condiciones comerciales y asegurando los derechos de productores/as y trabajadores/as desfavorecidos, especialmente en el Sur”. (Organización Mundial del Comercio Justo, WFTO).

En este propósito el mercado justo se caracteriza por ser promovido por Organizaciones no Gubernamentales ONG, estar orientado a la sustentabilidad, basarse en el respeto a los derechos humanos y el cuidado al medio amiente entre otras. El sistema de comercio justo aparece en 1964 en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, promoviendo la idea de que en vez de brindar ayudas económicas paliativas a los países en vía de desarrollo o tercermundistas se les apoyara con una apertura comercial de una red de tiendas donde se ofrecieran productos innatos de estos países que comúnmente se ubican en el hemisferio sur del planeta. Los 10 principios internacionales bajo los cuales tutela sus acciones son:

  1. Oportunidades para productores desfavorecidos
  2. Transparencia y responsabilidad
  3. Prácticas comerciales justas
  4. Pago justo
  5. No al trabajo infantil, no al trabajo forzoso
  6. No a la discriminación, igualdad de género, libertad de asociación
  7. Buenas condiciones de trabajo
  8. Desarrollo de capacidades
  9. Promoción del comercio justo
  10. Respeto al medio ambiente

A los efectos de este, el mercado justo es producido por campesinos y artesanos a quienes se les valora su labor por medio del respeto a su cultura, al sentido que le dan a sus productos y a la calidad de estos, con un trato digno y un pago consciente; se evitan intermediarios entre productores y consumidores; y se informa acerca del origen del producto.

La cumbre pueblos plantea que tanto los productores como los consumidores en el mercado justo se relacionan de manera horizontal, reconociendo en los productores aspectos que la economía convencional invisibiliza como lo es el apoyo y la mano de obra de los integrantes de la familia. De acuerdo con lo planteado por Cumbre pueblos, es importante tener en cuenta algunos aspectos:

  1. Los productores trabajan con mano de obra propia y de su familia, a la vez que se responsabilizan de producir productos orgánicos con calidad, cuidando el medio ambiente, y forman parte de una cooperativa o asociación de pequeños productores, adicional a esto, las y los productores reciben “un precio de garantía sobre su producto, que es la mayoría de las veces entre el 10 y el 20% mayor que el precio del mercado y cuyo excedente debe destinarse para mejoras de infraestructura comunitaria, educación y vivienda digna (Cumbre pueblos, s.f., párr. 5).
  2. La relación con los consumidores tiende a ser más cercana por su intercambio de saberes de los productos y por el interés que tienen con relación a características como por ejemplo si es orgánico, de esta manera, “Los consumidores son responsables y solidarios sin afanes de lucro y que están dispuestos a pagar un sobreprecio por los productos de comercio justo, pero que reciben a cambio un producto de muy buena calidad, y tienen la certeza de que el sobreprecio que pagan sirve para mejorar las condiciones de vida de los pequeños productores de países pobres” (Cumbre pueblos, s.f., párr. 7).

Circuitos Agroalimentarios

En relación con las dinámicas del campo y la alimentación en todo lugar sea rural o urbano, el papel de los procesos agropecuarios es la base para que los alimentos lleguen a su punto para ser ingeridos, en este sentido es válido reconocer toda una serie de actividades que se entrelazan para que el producto llegue al consumidor, en este caso para que la oferta del mercado campesino llegue a la ciudad de Bogotá.

Analizándolo desde la seguridad y soberanía alimentaria es necesario prestar suficiente atención a un sistema alimentario como lo plantean Gutiérrez y Molina (2013) al evocar el concepto diseñado por Rastoin y Ghersi (2010) enunciándolo como “una red interdependiente de actores (empresas, instituciones financieras, organismos públicos y privados) localizados en un espacio geográfico dado (región, país, Estado plurinacional) y articulando directa o indirectamente en la creación del flujo de bienes y servicios orientados a satisfacer las necesidades alimentarias de uno o varios grupos de consumidores locales o en el exterior de la zona considerada” (Rastoin y Ghersi, 2010, citados en Gutiérrez y Molina, 2013, p. 4).

De acuerdo con este reconocimiento de organización y elaboración de procesos que trabajan en conjunto para lograr producir un producto agropecuario, surge el concepto de circuitos agroalimentarios (filière) o también llamados cadenas agroalimentarias entendidas como “el itinerario de un producto (o grupo de productos) en el seno del aparato agroalimentario. Abarca el conjunto de agentes y de operaciones (producción, transformación, distribución, financiamiento, etc.) que contribuyen a la formación y a la transferencia del producto hasta su utilización final” (Malassis, 1986, como se citó en Gutiérrez y Molina, 2013, p. 14).

En este orden de ideas  desde el Comité de Integración regional SALSA Bogotá, Cundinamarca los mercados campesinos se identifican envueltos en el reconocimiento del circuito agroalimentario, puesto que entreteje distintas dimensiones sociales, económicas y técnicas, las cuales sus participantes   mantienen activas en todos los momentos que comprende esta relación directa entre productores y consumidores, desde la siembra hasta la entrega de sus productos (ya sea pasando por algún proceso de transformación) y las cuales ponen en evidencia la constante interacción  necesaria para llevar a buen término estos ciclos. 

Para ello el Comité de Integración regional SALSA BC enmarcan las dinámicas de los mercados campesinos “en la creación de un Sistema Agroalimentario que hace referencia a un sistema económico, político, ético y ecológico de producción, transformación, comercialización, distribución y consumo de alimentos basado en principios que reafirman la Soberanía Alimentaria de los pueblos y la sustentabilidad ambiental” (Comité SALSA, s.f.p.61) articulando en la capital bogotana diversas organizaciones que brindan al ciudadano la  oportunidad de comer sano y conocer una gama de posibilidades relacionadas con la alimentación sostenible desde la perspectiva ecológica por su relación de comprensión hacia la Pachamama y en salud porque al apoyar el cultivo orgánico también trae mejores beneficios a quien consume estos alimentos generando consciencia de no ingerir tantos químicos al tiempo de pensar también en los cuidados y relacionamientos hacia y con la tierra.

Un saludo de paz ciudadanos del mundo, los invito a escuchar el programa de podcast “Tejiendo Territorios en clave de Soberanía Alimentaría”. Los episodios abordados se basan en el relacionamiento de las vivencias de los actores del mercado campesino “Tejiendo Territorios” en la ciudad de Bogotá, con relación al tema de la Soberanía Alimentaria.

Teniendo en cuenta  la contingencia ocasionada por la pandemia del COVID 19 el ejercicio de encuentro en este espacio  motivo al uso de otras estrategias con las que también trabaja el Comité de integración regional SALSA BC, el cual contaba con la plataforma virtual Comamos Sano y el uso de las redes sociales, que ante esta situación tan difícil salió a flote como salvavidas en aguas torrenciales y permitió no solamente dar continuidad a la presentación de productos agroecológicos que garantizaron el acceso a alimentos en momentos en los que se generó gran preocupación por adquirir bienes de primera necesidad, sino que además encarnó el sentido de seguridad y soberanía alimentaria a través conversatorios virtuales.

Siguiendo el hilo estratégico por estas épocas, se propone la divulgación de este programa de podcast como resultado de un proceso investigativo elaborado en la Maestría Paz, Desarrollo y Ciudadanía de la Corporación Universitaria Minuto de Dios Virtual y a Distancia, siguiendo la línea de investigación Alternativas al Desarrollo; por su disposición practica e incluyente para informar a los ciudadanos, de tal modo que, a través de entrevistas se establecieron diálogos con distintos actores del mercado campesino en donde se vislumbran los pensamientos que se entretejen en torno al tema expuesto.


Podcast 1: “Tejiendo Territorios en clave de Soberanía Alimentaría”

Este episodio es el primero de una serie para el programa de podcast “Tejiendo Territorio en clave de Soberanía Alimentaria”, en el cual se entrevistó al invitado especial Camilo Moncada quien nos brinda información valiosa del Mercado Campesino, comprendiendo desde las experiencias en este espacio el vínculo con esta categoría de naturaleza política. 


Podcast 2 “Entre el campo y la ciudad, el hilo de la soberanía alimentaria”

En este episodio se establece un diálogo muy interesante con Julián Pinzón; apicultor, agrónomo de la Universidad Nacional y uno de los partícipes del mercado campesino “Tejiendo Territorios” el cual nos permite comprender la temática de la Soberanía Alimentaria.


Podcast 3 “Alimento con fundamento”

Este episodio permite, desde la entrevista a Alejandro Aguiar, participante del mercado campesino “Tejiendo Territorios”, contemplar la noción que se tiene del mercado justo y el entramado que se teje entre productores/as y consumidores/as.


Podcast 4 “Alimentación con dignidad un derecho fundamental”

Desde la voz de Jorge Díaz, uno de los actores del mercado campesino “Tejiendo Territorios”, se vislumbran los vínculos que se establecen en la dinámica del mercado campesino resaltando el reconocimiento de los valores que se vivencian en los relacionamientos con otros participantes del mercado campesino, consumidores, otros colectivos y la naturaleza.


Podcast 5 “Transiciones hacia el Buen vivir”

Hablar de Soberanía Alimentaria lleva consigo la comprensión y el respeto por la cultura de cada productor, por eso tocar el tema del buen vivir es parte del enfoque en el que se sustenta este acercamiento al mercado campesino; brindando una comprensión relacional entre la Soberanía Alimentaría con la articulación entre redes, la comunalidad y el trabajo colectivo. Por esta razón el presente episodio es una conversación en torno a las prácticas y costumbres del buen vivir con varios actores destacados del mercado campesino.